No vais a invisibilizar más a las mujeres. No vais a negar la violencia machista. No vamos a tolerar vuestros bulos, racismo ni misoginia. La violencia nos mata. La indiferencia nos asesina. Y nosotras no vamos a quedarnos calladas.
Mientras la extrema derecha (y sus medios afines) cuestiona la existencia de la violencia de género, los hechos nos golpean: 34.684 mujeres sufrieron violencia de género en 2024 en España, (199.093 denuncias en el 2024, más de 545 diarias), 3.936 personas fueron condenadas por delitos sexuales en 2024 (En CyL este tipo de delitos ha ascendido un 128 % desde 2017) y ya han sido 39 asesinadas en 2025 (65 en CyL desde 2003 y 1.331 en España desde entonces). En Zamora, 271 mujeres están bajo protección, (25 casos activos con valoración de riesgo según VioGén) y cientos más viven violencia invisible cada día. Quien niega esto no opina: colabora activamente en perpetuarlo.
Es especialmente preocupante el aumento de los casos de delitos contra la libertad sexual, agresiones sexuales, violaciones (14 denuncias al día; una cada 1h40min; 43 agresiones sexuales/día sin penetración). Es necesario revisar y mejorar los protocolos para proteger de forma efectiva a las víctimas.
Sin embargo, existen muchas otras formas de violencia machista menos visibles o directamente normalizadas, pero igualmente execrables y peligrosas. La violencia machista también es chantaje emocional, control, prostitución, vientres de alquiler, violencia digital (los ciberdelitos sexuales aumentaron un 15,4 % en 2024) precariedad feminizada y violencia obstétrica. Todo sostenido por el patriarcado, el capitalismo y el androcentrismo. Pero nosotras combatimos, nos organizamos y no vamos a permitir que nos sigan explotando ni asesinando.
Formémonos, ocupemos espacios, visibilicemos cada agresión y a cada agresor y rompamos el silencio. Cada bulo, cada recorte de derechos, cada ataque a mujeres, cada intento de normalizar la violencia se enfrentará con lucha y resistencia. No somos nosotras quienes debemos de agachar la cabeza, ni quienes debemos sentirnos avergonzadas. Son ellos quienes tienen que reducarse para hacer de esta sociedad, un espacio libre de violencia machista.
Nuestro feminismo es además internacionalista, por lo que no podemos olvidar a las mujeres envueltas en conflictos armados y, especialmente este año, las mujeres de Palestina sobreviven a bombardeos diarios, desplazamientos forzosos, bloqueo de alimentos y violencia sexual utilizada como arma de guerra y dominación política. No hablamos de solidaridad abstracta: nos posicionamos activamente contra el genocidio y la opresión imperialista. No miramos hacia otro lado. Nos movilizamos con ellas, luchamos por ellas y combatimos junto a ellas, porque su resistencia también es nuestra lucha feminista.
No aceptamos que más del 20 % de la juventud normalice la violencia o piense que “se exagera” cuando hablamos de machismo. Esta negación social alimenta a los agresores y desprotege a las víctimas. No hay neutralidad posible: o estás con las mujeres o estás del lado del violento. No hay excusas, no hay debates: hay confrontación, organización y lucha.
Además, denunciamos la explotación sexual bajo nuevas formas como OnlyFans, plataformas pornográficas o redes de prostitución online, que disfrazan de “libertad” la mercantilización de los cuerpos de las mujeres. La presión estética, la hipersexualización y la cultura de consumo rápido generan violencia, dependencia económica y falsas narrativas de empoderamiento, especialmente entre jóvenes. También exigimos garantías reales para el derecho al aborto libre, seguro y gratuito, ante los intentos de sectores reaccionarios y ultracatólicos de restringirlo.
Nuestros cuerpos no son negocio, no son territorio de guerra, no son mercancía ni incubadoras: son espacios de autonomía, dignidad y lucha colectiva.
Este 25N a las 20:30 en la Plaza Mayor de Zamora, llenaremos las calles con nuestra fuerza contra la violencia machista, los bulos, la extrema derecha y la opresión.
Porque no vamos a retroceder. Porque estamos del lado de todas y cada una de las mujeres —en Zamora, en España, en Palestina y en cada esquina del mundo— y vamos a seguir haciéndolo, juntas, organizadas y combativas. Basta ya. Ni una menos. Nos queremos vivas, libres y en lucha constante.
