Hoy no es un día especial. Hoy no se conmemora nada. Pero no
podemos seguir en silencio mientras el machismo nos asesina
Podemos decir: Teresa, Sandra, Susana, Hanane, Tamara, Davinia,
Francisca, Gema. Mª Ángeles, Encarna, Beatriz, Laura, Rosario… así
hasta 67 nombres de mujeres (ayer una más, 68) y no sentir ninguna
emoción especial. Pero si añadimos que éstos son los nombres de las 68 mujeres asesinadas
en España este año, víctimas de la violencia de género, deberíamos
estremecernos, indignarnos y gritar muy alto, ¿por qué?
El machismo nos duele a todos y a todas. Estos actos nos sirven
para recordar a las mujeres que nos han arrebatado, porque nos las arrebatan a
toda la sociedad, a todas las personas.
Porque un día, una de esas mujeres puede ser tu hermana, tu amiga,
tu vecina, tu madre, tu compañera de trabajo... y entonces, ese día será
demasiado tarde para lamentarse y buscar soluciones.
Lo que de verdad necesitamos son leyes y penas fuertes para quien
atenta contra la mujer, quien practica el terrorismo que más víctimas se ha
cobrado en este Estado: el machismo.
Es un problema de todos, de mujeres y hombres, de cualquier clase
social, cultura, ideología o religión. No podemos decir: a mí no me tocará.
No sólo queremos recordar hoy a estas mujeres asesinadas.
Hay otras víctimas que viven una muerte silenciosa cada día en sus hogares.
Las que sufren violencia física, psicológica o sexual. Mujeres que
en muchos casos, no son ni siquiera conscientes de esa situación
porque quizás sigan creyéndose culpables, o justifiquen a su agresor, o crean
que la situación puede cambiar cuando él se arrepiente, o le promete que no va
a volver a pasar.
Acabar con esta lacra requiere algo muy importante: la educación.
Educación desde la infancia para entender que las mujeres no son ciudadanas de
segunda, que no están supeditadas al hombre. Y es que no es lo mismo nacer al
lado del hombre que de una de sus costillas.
Por ello debemos seguir insistiendo en campañas de prevención,
informando desde todos los ámbitos de la sociedad: desde la familia,
con una educación en igualdad, desde los colegios, con una coeducación real,
desde el trabajo y desde los poderes políticos.
La igualdad, la igualdad real, es un derecho que se tiene que
conquistar como todos los grandes derechos y avances sociales, con la lucha,
con grandes esfuerzos. Y en las calles
Hoy existen medidas legales para solucionar el maltrato. La
ley contra la violencia de género parecía ser el marco legal que
diera respuestas; por eso, nos preguntamos qué sigue fallando para que el
número de víctimas aumente cada año. Algo estamos construyendo mal en esta
sociedad cada vez más violenta.
Seamos valientes y denunciemos al machista en todos los ámbitos y
espacios de la sociedad: en el bar con sus comentarios retrógados, en la calle
con sus piropos rancios, en las discotecas con sus complejos de macho. Es en
esos pequeños micromachismos donde se empiezan a forjar los crímenes. Esos
pequeños posos son los que acaban generando avalanchas.
En España todavía se permiten declaraciones de altos cargos
que incitan a la violación, modificación regresiva de la Ley de
Aborto, sentencias a favor del acoso sexual, asesinatos que no paran,
protecciones que no llegan, divorcios que no pueden realizarse por falta de
dinero, lenguaje institucional machista, subvenciones a la educación segregada
por sexos, continuar con el desmantelamiento de organismos de igualdad, de recursos
públicos, ... ¿Con quién se tiene la deuda, sólo con bancos?
Permanecer en silencio frente a estas actitudes también nos hace
cómplices. Legitimando acciones que nos hacen ver corrientes cosas que no lo
son, nos hacen ver a la mujer como el objeto, de nuevo como ciudadana de
segunda.
Desde IU EXIGIMOS que la violencia contra las mujeres sea
eliminada definitivamente de nuestras vidas y para ello, es necesario: que las
mujeres tengamos derecho a decidir sobre nuestro cuerpo; que la violencia de
género y el maltrato no sea invisibilizada ni minimizada por las instituciones
y la sociedad; que las mujeres no seamos acosadas laboral ni sexualmente; que
las mujeres tengamos derecho a la igualdad laboral; que los gobiernos centren
sus esfuerzos en consolidar la igualdad y la no violencia de género.
Debemos pararnos y sentir que cada muerte, cada acto violento nos
hace a todos y a todas vulnerables. No debemos quedarnos impasibles ni cerrar
los ojos al horror.
Por eso estamos hoy en la calle. Hoy y siempre. En Zamora y en
muchos lugares de España, de manera espontánea porque no podemos
esperar más, pedimos que todos los ciudadanos de nuestra ciudad, hombres y
mujeres, se unan en un movimiento de protesta porque, en definitiva, la
violencia de género es un problema e toda la sociedad.
NI
UNA MENOS, NI UNA MUERTE MÁS